Entendemos la marca como un activo intangible, muchas veces el más valioso de una organización, y en el que convergen la identidad, el posicionamiento y los productos o servicios que ella ofrece. Estas tres dimensiones de la marca deben desplegarse consistentemente sobre todos los puntos de contacto con sus distintas audiencias. El resultado de la suma de interacciones de las personas con una marca, en todos los contextos, entornos y canales disponibles, es lo que llamamos “experiencia de marca”.