Tendencias en el retail y las etiquetas de vinos han sido las principales fortalezas en la internacionalización del sector.

Por primera vez este año, la Asociación Chilena de Empresas de Diseño, Chile Diseño, realizó una auditoría junto a GFK-Adimark para conocer la realidad de las 40 principales agencias, estudios y empresas que configuran esta industria en el país. Los resultados no dejaron indiferentes a los líderes de la asociación, por las cifras más que positivas: si en 2015 el crecimiento de las ventas en diseño llegó solo a un 9%, esta cifra se disparó en 2016 alcanzando un 20%.
Roberto Concha, presidente de Chile Diseño, explica este crecimiento sostenido por la toma de conciencia de las empresas de la importancia del valor agregado que entregan sus servicios. «Antes había que explicar a los ejecutivos la importancia de la marca como el principal activo estratégico de la compañía. Ahora eso ya es conocido por todos. Está interiorizado que un packaging realmente hace la diferencia», señala.

La sofisticación en los servicios ofrecidos por agencias del mundo del diseño ha logrado moldear las preferencias de los consumidores, quienes notan la diferencia entre el valor agregado de cada marca. Por lo mismo, los precios por estos servicios también han ido en aumento, con clientes que están cada vez más dispuestos a pagar más por un servicio que ha demostrado su peso al momento de la compra.

Aliados del retail y el vino

Una de las áreas más competitivas del diseño a nivel nacional es el diseño de espacios comerciales en el retail . El buen desempeño de retailers chilenos en Latinoamérica ha creado la oportunidad para que diseñadores puedan internacionalizar sus servicios. «Las alzas en la arquitectura comercial ( retail ) se generan porque las compañías entienden los locales como espacios de comunicación con sus clientes, por lo que tienen estrategias de diseño», explica Concha.

Otro de los sectores claves es el packaging , donde las etiquetas de los vinos ya aparecen como marca registrada de los productos nacionales que se venden en el extranjero, las que según Concha ya pasaron a formar parte de la identidad del sector vitivinícola, determinando en muchos casos el resultado de la compra.