El diseño en la economía de la experiencia
La Revista Universitaria de la Universidad Católica dedicó su dossier temático al nuevo rol estratégico del diseño en la gestión de las empresas.
En la oportunidad, el socio director y Presidente de Proyectos Corporativos S.A., Gonzalo Castillo, fue invitado a contribuir con una mirada en profundidad sobre la importancia del diseño en la gestión de la llamada economía de la experiencia, donde la conexión de las empresas y las personas es fundamentalmente un vínculo emocional
Escribe Gonzalo Castillo: “…después de más de dos siglos disputándose los mercados mundiales con las técnicas surgidas al alero del capitalismo, las empresas ya no logran diferenciarse simplemente bajando los costos o invirtiendo en publicidad. Ahora están obligadas a incorporar innovaciones orientadas a mejorar la calidad de la experiencia de uso del producto. Y esto equivale a satisfacer una demanda emocional de sus clientes, donde el diseño está llamado a conectar a esos usuarios con la emoción que despierta la interacción con la marca, producto o servicio.”
El artículo pasa revista a la evolución histórica experimentada por el diseño moderno desde la Revolución Industrial, cuando surge como “herramienta destinada a aportar deseabilidad y dignidad a los objetos fabricados en serie”, hasta el presente:
“Cada vez más, las personas esperan satisfacciones emocionales antes que respuestas funcionales. Incluso en procesos de decisión aparentemente racionales, allí donde la escuela económica neoclásica nos tachaba de homo economicus, hoy la neurociencia y las técnicas de observación del comportamiento de las personas están demostrando que primero es la emoción.”
El artículo pasa revista a la evolución histórica experimentada por el diseño moderno desde la Revolución Industrial, cuando surge como “herramienta destinada a aportar deseabilidad y dignidad a los objetos fabricados en serie”, hasta el presente:
“Cada vez más, las personas esperan satisfacciones emocionales antes que respuestas funcionales. Incluso en procesos de decisión aparentemente racionales, allí donde la escuela económica neoclásica nos tachaba de homo economicus, hoy la neurociencia y las técnicas de observación del comportamiento de las personas están demostrando que primero es la emoción.”